El 30 de marzo un grupo de alumnos de 1º Bachillerato decidimos asistir a una charla organizada por el Ateneo de Badajoz en la Librería Tusitala.
La verdad es que el tema, “La educación en un mundo líquido” (reflexiones a partir del libro del filósofo Zygmunt Bauman), era muy interesante y podía relacionarse con la filosofía, pero también con nuestro futuro profesional y con los cambios que estamos viviendo en la sociedad, a la vez que hacíamos una reflexión sobre el sentido de la educación, los valores y los peligros y oportunidades de la sociedad líquida.
Según Bauman, vivimos en una sociedad en la que todo cambia antes de que nos hayamos dado cuenta, en la que nuestras metas se quedan obsoletas antes de alcanzarlas y en las que las tecnologías, las técnicas y los conocimientos están también en continuo proceso de transformación. A esta sociedad caracterizada por la incertidumbre, el cambio y la inestabilidad la llamó “Sociedad líquida”.
Este nuevo tipo de sociedad hace que el modelo de ser humano característico del S. XIX (personas preparadas para las fábricas, o para reproducir mecánicamente procesos) ya no sea válido puesto que incluso en esos puestos ahora se necesita a gente que sepa adaptarse a las nuevas tecnologías e instrumentos, resolver los problemas que surjan con el uso de esas nuevas máquinas y saber cambiar la mente continuamente para adaptarse a las nuevas necesidades. Es por ello que el tipo de educación que había antes ya no es válido, ya no va a poder generar individuos felices y realizados. Se necesita así una educación que nos enseñe a reinventarnos una y otra vez, a cambiar el sentido de nuestras vidas a medida que cambien los objetivos y las metas, a renunciar a lo que sabíamos porque nuevos conocimientos se han descubierto.
Esta educación requiere de profesores que usen metodologías activas y que trasmitan al alumnado que aprender no es sólo tener contenidos en la cabeza sino, y esto es más importante, saber distinguir los contenidos que merecen la pena de los que no, saber filtrar la información, evaluarla, sintetizarla, encontrarla, y saber procesarla para generar nueva información y poder presentarla de manera atractiva.
Es decir, que no se trata solo de saber contenidos sino de desarrollar competencias y destrezas como trabajar en equipo, pensar críticamente, aprender a aprender, comunicarnos …
Nosotros pensamos que aunque no son todos los profesores los que ya enseñan de esta manera, el cambio sí está en marcha, y que, como decía Zygmun Bauman, las grandes transformaciones siempre empezaron siendo una minoría.
En la charla se tocaron otros temas tan fundamentales, aunque no fueran exclusivamente sobre la educación en el Siglo XXI, como el peligro de las nuevas tecnologías en los jóvenes, la importancia de los valores y la riqueza que supone tener una sociedad multicultural, así como algunos problemas actuales como el auge de los totalitarismos o el repuntar de las racismos y los muros.
Al finalizar la charla, cargada de sugerentes ideas y muy relacionada con la realidad, pudimos aportar nuestras ideas y argumentamos delante de un grupo de unos 20 profesores y especialistas de todos los niveles educativos (primaria, secundaria y universidad) lo que opinábamos acerca de asuntos como la discriminación, la nomofobia o los valores como aquello que, a pesar de los cambios en la sociedad líquida, permite mantener la integridad de la persona y darle coherencia y sentido a nuestra vida.
La sesión nos encantó, hemos sacado muchas ideas en claro que nos valdrán para nuestro futuro y hemos aprendido a ser un poco más críticos con la realidad y a tener una mirada más completa y compleja de lo que nos rodea.
Fátima, Amalia, Isabel, Pablo, Luis, Fernando, Elsa, Pilar, Ignacio, Victor, Álvaro, Adolfo, Javier, Ruth, José Carlos, Laura, Selina, Juan Diego, Marisa y Claudia.
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